De la vida a la muerte: las pinturas de Cabañas

¡Hola a todos! El post de hoy va a estar dedicado a dar continuidad al tema de la semana pasada, en el que hablamos sobre la población y la ermita de Cabañas. Esta vez abordaremos sus magníficas pinturas.

Detalle de la enjuta del arco del sepulcro del Caballero Albero.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza. 

Podemos diferenciar tres conjuntos, las pinturas del ábside, las de la capilla de San Nicolás y las situadas bajo el coro. La decoración mural corresponde a manos y momentos diferentes, pudiendo distinguir la obra de dos maestros. La mayor parte de las pinturas nos han llegado bastante dañadas, a excepción de las situadas bajo el coro, que se conservan mejor. Por casi toda la superficie se pueden apreciar pequeñas faltas, esto se debe a que en un momento dado fueron repicadas para ser encaladas, posiblemente en época barroca durante la reforma del S. XVII. Era un fenómeno muy habitual debido a los cambios de gusto y la imposición de nuevas modas. Las pinturas permanecieron ocultas hasta la restauración de los años 60 momento en el que se decidió eliminar el revoco de cal.

Pinturas del ábside:

En el cascarón del ábside encontramos una buena parte del conjunto pictórico. Sobre la línea de imposta, vemos dos registros superpuestos. El superior donde aparece el Pantocrator rodeado por el Tetramorfos y el inferior en el que se representa a la Virgen con el apostolado.

Pinturas del ábside.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza. 

En el centro del ábside, inscrito en una mandorla se encuentra la figura de Cristo en Majestad, aparece entronizado, sentado sobre una almohada decorada con grecas en color rojo y negro. Su mano derecha está levantada en actitud de bendecir, mientras que la izquierda descansa sobre el libro apoyado en el regazo. En la zona del pecho podemos ver un detalle curioso, los restos de una segunda mano izquierda perteneciente al dibujo subyacente de una primera decoración del S. XII que ha terminado emergiendo. Pese a que el rostro y parte del torso están prácticamente borrados se ha conservado bien el color rojo del manto y el dibujo de los pies. Bajo estos hay una bola del mundo en la que se representa un castillo de torres blancas del que ya hablé en el post anterior.

Izquierda: detalle del pecho del Pantocrator. Derecha: San Marcos.
Fuente: Santiago Cabello.

Del Tetramorfos tan apenas se conserva nada, tan solo los signos de los evangelistas Marcos (León, a la izquierda) y Lucas (buey, a la derecha) situados en la parte baja. Se pueden distinguir con facilidad, incluso leer el nombre de Lucas inscrito en una filacteria, mientras que el dibujo de Mateo (hombre, izquierda) y Juan (águila, derecha) se han perdido completamente.

Andrés Apostol, detalle del ábside.
Fuente: Santiago Cabello
Como separación entre el piso superior y el inferior podemos ver representado un detalle arquitectónico curioso, una cornisa, la cual queda sustentada por medio de modillones de rollo. Lo que resulta llamativo es que estos modillones son muy similares a los que podemos ver al exterior circunvalando el edificio, que probablemente servirían como inspiración al pintor a la hora de diseñar el programa iconográfico.

El segundo registro se articula con una arquería de delgadas columnillas, con capiteles clasicistas. Bajo los arcos se cobija el apostolado. Todos aparecen con el libro en la mano y con mantos de diferentes colores. Sobre sus aureolas aún se puede leer algunos de sus nombres. En el centro de la composición se encuentra la Virgen, sentada y en actitud suplicante con los brazos extendidas. Es una figura muy elegante que luce una túnica con pliegues bien dibujados. Se ha perdido totalmente el dibujo del rostro, en el que apenas se adivina un ojo. A los lados de su cabeza aparece la inscripción: "SANTA MARÍA".

Aunque tan apenas se conserva, bajo la línea de imposta, se aprecia la parte superior de un cortinaje, con franjas rojas y blancas, que recorrería todo muro del ábside.

Tanto el frente de las pilastras laterales como el arco apuntado del cascarón se adornan con un vástago vegetal ascendente de color negro, del que salen hojas y rosetas.

Pinturas de la Capilla de San Nicolás:

Capilla de San Nicolás.
Fuente: Santiago Cabello.
Sin contar con la primera decoración del ábside, todo  apunta a que las pinturas de la capilla de San Nicolás sean las más antiguas, en torno a 1200. Vemos tres programas diferenciados, dos dedicados a narrar la vida de los santos Nicolás de Bari y Catalina, y un tercero con el ciclo de la Pasión. Por su significado lo más probable es que esta nave estuviera destinada al culto de reliquias, algo muy frecuente por el momento en el que nos movemos. No sería extraño pensar que algún caballero de la Orden de San Juan, venido de Italia o tierra Santa, pudiera haber adquirido alguna y haberla traído hasta aquí. En occidente las reliquias fueron muy importantes para la atracción religiosa, hasta el punto de convertir algunas iglesias en auténticos lugares de peregrinación.

Las pinturas se ubican tanto en el testero recto como en los muros laterales de la nave sur. Presentan una distribución un tanto caótica al no adoptar una única dirección de lectura. En el frente aparecen representadas diferentes escenas de la vida de San Nicolas en cuatro registros superpuestos, desde la elección como Obispo de Myra, pasando por la representación de algunos de sus milagros, hasta la elevación de su alma al paraíso. En el lugar central del muro hay un vano horadado en el que aparecen dos ángeles representados.


El muro sur acoge las pinturas que narran la vida y matrimonio de Santa Catalina. Recoge las siguientes escenas: recriminación de la santa al Emperador, Santa Catalina rechaza adorar a los ídolos paganos, disputa filosófica, prisión y flagelación de la santa, sentencia de decapitación de la santa por parte del emperador, muerte y traslado del su cuerpo al monte Sinaí.

Izquierda: San Nicolás resucitando a un niño. Derecha: Santa Catalina sentenciada por el Emperador.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza. 


Sobre el arco formero que comunica con la nave central aparecen representadas diferentes escenas de la Pasión. La última cena, el prendimiento, Cristo ante Pilatos, la flagelación, la Crucifixión, Muerte, Descendimiento, el Santo entierro y la Resurrección.

Fuera del programa en el interior del arco que separa los tramos de la nave, encontramos dos pinturas de San Pablo con las llaves y San Pedro sujetando la empuñadura de la espada.

Monumentos funerarios:

Pegados a los muros sur y oeste de la nave de San Nicolás encontramos los cinco arcosolios de argamasa y yeso que acogen el último grupo de pinturas murales. Tienen un claro sentido funerario. En cada uno de ellos aparecen representados los difuntos que se hicieron enterrar allí, caballeros y miembros de distinguidos de la sociedad de Cabañas. Los acompañan sus escudos de armas que nos ayudan a identificar quienes eran, así como elementos de la iconografía cristiana, relacionados con la salvación del alma, la muerte y la resurrección. Pese a lo que se pueda llegar a pensar, no existe rastro alguno de sepulcros de piedra que se colocaran a los pies de estos monumentos, por lo que se deduce que los enterramientos estarían soterrados. Lo más probable es que esto se deba a las reducidas dimensiones.

Debemos decir de estas pinturas que son de una calidad excepcional y podríamos datarlas en torno al siglo XIV. Al hablar de ellas debemos ponerlas en relación con las de San Miguel de Foces, donde también aparece un programa funerario similar. En este caso vemos formulas que se repiten en Cabañas, lo más probable es que el pintor tomara como modelo las de Foces y desarrollara aquí un programa similar.

Los monumentos de Cabañas son los siguientes: El caballero de Cabañas, El caballero Albero, El caballero López de Luna y los sepulcros de doña Horia Pérez y Guillermina Pérez.

  • El Caballero Albero:
Sobre un fondo azul aparece representado el caballero Albero. A caballo y de perfil, tocado con un gorro, lleva un escudo de tipo gótico en la mano izquierda y en la derecha un estandarte del que salen dos cintas acabadas en borlas. En la parte superior del arco se repite la heráldica de los Abero que también parece intuirse sobre el escudo y el estandarte. En las enjutas hay dos figuras de ángeles muy delicadas, de la derecha solo se ve el rostro y de la izquierda el ángel con un incensario, otro elemento más para indicarnos que se trata de un monumento funerario. Es una pintura muy grácil y bastante realista, tal como se advierte en los detalles de la figura: el pelo, las patas del caballo, etc.

Sepulcro del Caballero Albero.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza.

  • Los sepulcros de Doña Horia y Gillermina
Se encuentran en el muro de los pies de la nave, como el anterior, bajo el coro. Son los dos de mayor interés, no sólo porque en ellos se ha conservado mejor la pintura sino porque esta ofrece mayor calidad. Las figuras de las difuntas están pintadas en el muro.  En las enjutas de los arcos de nuevo volvemos a ver ángeles, sujetando los arcos y tocando la trompeta.

El monumento de la izquierda tiene en el arco el escudo de los Albero y el de los Biota. En el registro inferior aparece simulado el sepulcro de  mármol y jaspes sobre el que yace la figura femenina de Doña Horia. En la parte superior se representa el Calvario que toma como modelo el de Foces.

Izquierda: Sepulcro de Doña Horia Pérez. Derecha: Sepulcro de Doña Guillermina Pérez.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza. 

El arcosolio de la derecha tiene la misma disposición que el anterior, salvo que la imagen de la mujer mira hacia el lado opuesto. Arriba se representa la subida de su alma al paraíso: sobre una nube, dos ángeles con grandes alas portan en un paño blanco el alma de la difunta. En el arco aparecen representados los escudos de los Ximenez y los Albero.

De la vida a la muerte:

Como conclusión me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre el significado y trasfondo de estas pinturas. Al igual que en la mayoría de iglesias el programa iconográfico de Cabañas tiene que ver con la concepción cristiana de la existencia: nacimiento, vida, muerte y salvación del alma. La Capilla de San Nicolás en sí misma encierra perfectamente la esencia de este concepto. Aquí vemos la  perfecta convivencia de la vida y la muerte en el mismo espacio, al servir la nave de San Nicolás (santo tradicionalmente asociado a la Infancia, Santa Claus, patrón de los escolares) como capilla bautismal y funeraria al mismo tiempo.

De este modo un niño comenzaba su vida con el rito iniciático del bautismo mientras era observado por las imágenes sepulcrales de los difuntos allí enterrados, actuando, de algún modo, como preludio de un destino ineludible.

Conjunto de pinturas funerarias de la capilla de San Nicolás.
Fuente: Diputación Provincial de Zaragoza. 


Bibliografía:

CABELLO SOLANAS, S., Retratos de la Memoria, fotografías de La Almunia de Doña Godina 1850-1997, Asociación cultural L´Albada, 1997.

MAÑAS BALLESTÍN. F., Las pinturas de la ermita de CabañasLa Almunia de Doña Godina, Carra l'Aspro Edizions, Asociación Cultural l'Albada, 1997.

MAÑAS BALLESTÍN. F., La ermita de la Virgen de Cabañas, La Almunia de Doña Godina, Asociación Cultural l'Albada, 2007.

MAÑAS BALLESTÍN. F., «La ermita de la Virgen de Cabañas», ADOR, n˚ 14, La Almunia de Doña Godina (Zaragoza), Centro de Estudios Almunienses, 2009, pp. 13-30.

(Fecha de consulta: 4/I/2018)




Comentarios

  1. Madre mía Paula, que suerte y que envidia poder contar con este precioso y valioso patrimonio en tu pueblo. No tenía ni idea de la existencia, al menos de algunos restos, de pinturas tan atrasadas en el tiempo. A pesar de contar con el inconveniente del mal estado de algunas de las pinturas, resulta de mayor mérito conocer el significado de las mismas. Un beso

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    1. Muchas gracias Nerea, lo cierto es que no son muy conocidas, pero su valor en innegable, es una pena que se encuentren en este estado.

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  2. Un conjunto pictórico precioso Paula! Es una pena que no estén en muy buen estado pero eso lo que tienen las modas y los cambios de gusto de cada época. Un abrazo!

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    1. Muchas gracias Andrea! Sí, lamentablemente su estado de conservación no es el mejor, pero tenemos suerte de que haya llegado hasta nosotros buena parte del conjunto pictórico completo.

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  3. Que pena que no sean conocidas y que tengan este estado Paula, la verdad es que son impresionantes y tienes suerte de poseer este patrimonio artístico en el entorno. La que más me ha gustado es la del Sepulcro del Caballero Albero, cualquier día me acerco a verla. Un abrazo!

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